
Entre los clientes vips del Mesón de Cabañas, que regenta Rafael Molero en Cabañas de la Sagra (Toledo), estaban algunos de los jefazos de la Fundación del Hospital Nacional de Parapléjicos para la Investigación y la Integración (Fuhnpaiin), una entidad dependiente del Hospital Nacional de Parapléjicos, situado a apenas una veintena de kilómetros de distancia. Día sí, día también, ya fuera Félix Lobo, el responsable de las cuentas de la entidad, ya fuera Miguel Ángel Carrasco, el anterior director del Hospital y responsable legal de la Fundación, se dejaban caer por el famoso mesón. Fines de semana incluidos. Y sin reparar en gastos. Hasta 600 euros por seis comensales. “Eran muy buenos clientes. Tenían una cuenta propia abierta aquí y me pagaban o con transferencia o con talones”, explica Molero. Tan asiduo era Félix Lobo del restaurante que la comunión de su hijo, celebrada el pasado año, tuvo lugar en el Mesón de Molero. Parte la pagó de su bolsillo. Otra parte, a costa de la Fundación.
Es tan solo la punta del iceberg de las “graves irregularidades contables” que una auditoría encargada por el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) ha descubierto en los últimos ejercicios de la Fundación, dependiente del Gobierno autónomo y cuyo fin es investigar en la lesión medular. Un escándalo que ha caído como una bomba en un hospital público que acaba de ser acreditado como referente nacional para el tratamiento de la lesión medular, donde cada año se producen 1.300 ingresos (300 casos nuevos y el resto, revisiones) y cuyo trabajo ha sido reconocido en innumerables ocasiones. Lejos de los 45.000 euros de beneficio que sus gestores declaraban en 2011, la Fundación arrastra un agujero de dos millones de euros. Numerosas facturas de comidas a más de cien euros, subvenciones sospechosas a rallies de coches, a corridas de toros o a torneos de baloncesto, regalos, gastos sin justificar de una Visa que corría de mano en mano, el alquiler de un vehículo para uso personal, compra de locales por un alto importe que luego permanecían cerrados… Durante años, Félix Lobo manejó a su antojo las cuentas de una Fundación cuyo responsable legal era el endocrino Miguel Ángel Carrasco –hoy en un centro de Salud de Torrijos–, director del hospital hasta que, el pasado verano, fue sustituido por Francisco Marí.
Lobo, en declaraciones a interviú, se desvincula de lo sucedido. Dice que no sabe nada. Que dejó la Fundación en marzo de 2012 por “motivos personales” y que era un “simple gestor sin poder alguno sobre las cuentas de la Fundación. Yo nunca he robado nada”. Al respecto, Carrasco no ha respondido a las numerosas llamadas de esta revista.
Reportaje completo en la revista interviú y en la Edición Digital: http://pdf.interviu.es