
"He ganado yo, que vuelvo a vestir el mismo uniforme militar que hace unos años me arrancaron de mala manera, pero sobre todo ha ganado La Legión, porque mi guerra nunca ha sido contra la institución, sino contra quienes no merecen representarla y utilizan su cargo para hacer fechorías”, afirma el sargento Ramón Bugallo apenas unas horas después de conocer la sentencia que le permitirá volver a su puesto en el tercio Gran Capitán, primero de la Legión, con sede en Melilla. Bugallo fue apartado del ejército en 2011 tras denunciar, ante organismos militares y en interviú, las borracheras de sus compañeros en Kosovo y el posterior acoso al que lo sometieron sus superiores cuando se vieron señalados por él.
Todo empezó en noviembre de 2008, cuando Bugallo estaba destinado en el puesto fronterizo Gate 1 de Istok (Kosovo) con las tropas españolas de la KFOR. Una noche se originó un incendio en la zona serbia y el pelotón del sargento Bugallo, que estaba de descanso durante aquella guardia, tuvo que apagar el fuego porque los soldados y el sargento del pelotón que estaba de servicio “habían estado toda la guardia bebiendo”. Bugallo, hijo y nieto de militares y veterano de los Balcanes, dos veces condecorado, decidió contar lo ocurrido a sus superiores. “Sancionaron al sargento responsable con un mes de arresto, pero iniciaron una campaña de acoso contra mí, contra el chivato de Kosovo, por poner en evidencia las vergüenzas de esos hombres, que acabó con mi vida profesional y casi con la personal”, relata el sargento.
“Empezaron por privar de la comida a mi pelotón un día. Me quejé al capitán y utilizaron esa queja para evacuarme como a un loco”, recuerda Bugallo, que fue trasladado al hospital militar Gómez Ulla de Madrid, donde quedó ingresado en Psiquiatría nueve días, completamente incomunicado y sin avisar a su familia, a pesar de que así lo ordena el protocolo militar. El doctor que lo trató, el teniente coronel Luis Fernando Abejaro, le dio el alta días más tarde, con un diagnóstico favorable, cuando la mujer y la madre de Bugallo, preocupadas, preguntaron por él en el acuartelamiento de Melilla.
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